viernes, julio 22, 2005

UNA RAZÓN PARA NO VOTAR


El caso venezolano me parece el ejemplo más apropiado para ilustrar la capacidad ilimitada que tenemos los seres humanos para volver a caer en nuestros propios errores. En este país hemos tenido la repetitiva tendencia de votar en las elecciones presidenciales, y demás comicios, por candidatos que ofrecen al electorado rerecurrentes formulas estatistas que, según sus promotores, encontraran la solución rápida y milagrosa a todos los problemas de la sociedad y que solo se diferencian en el color del partido que las propone o en lo radical de sus planteamientos (siempre hacia más estatismo). Este tipo de tendencia yo la denomino estupidez.

Las próximas elecciones no son más que lo mismo, hasta los momentos el debate sobre ir a votar o no ir a votar se ha centrado, básicamente, en la posibilidad que existe de que el ente encargado de la realización de los comicios pueda propiciar un fraude que de la victoria a los candidatos postulados por el gobierno, sobre aquellos que postule la “oposición”; a mi parecer esto es ridículo, que le puede importar al venezolano común un fraude electoral cuando de por si la oferta de candidatos planteada hasta el momento no ofrece cambio alguno sobre la línea de políticas que se ha implementado en nuestro país casi desde su fundación; que diferencia hay en tener como presidente a Hugo Chávez Frías o a Julio Borges si la unica manera de identificarlos radica en cánones de belleza y modales al igual que ocurre entre los diputados, alcaldes, gobernadores, concejales y demás personeros (me permito excluir a Leopoldo López) que proponen todos los grupos políticos de nuestro país.

La Búsqueda

Los venezolanos tenemos que empezar a profundizar en materia política y dejar de votar como cómodos imbéciles por aquel que nos caiga más simpático o nos parezca más bonito, sin pensar jamás en sus propuestas y el grado de influencia que tendrán verdaderamente sobre nuestra manera de vivir. Hasta los momentos nos hemos empeñado en elegir propuestas de tinte socialista que buscan, de forma lógicamente infructuosa, que los individuos avoquen a sus acciones particulares a objetivos colectivos fijados de forma arbitraria por el gobierno, desencadenando de esta forma procesos de corrupción y abuso de poder, porque los seres humanos hemos sido, somos y seremos por siempre individualistas, que perseguimos primeramente nuestros intereses y que al encontrarnos ante intereses colectivos, determinados por el estado, que no se corresponden con los nuestros tendemos a buscar la forma de revertir las cosas a nuestro favor.

Pero existe una filosofía diferente, la liberal, esta propone dejar a los individuos en libertad de buscar sus intereses particulares, lo cual provocará que los mismos en búsqueda de ganancias se unan con aquellos de intereses similares a fin de satisfacer intereses colectivos que ya no se corresponden con los que identifique el estado como prioritarios sino a las necesidades que exprese la población mediante el mercado. Esta filosofía propone la reducción del estado a su expresión más limitada, a fin de dejar en libertad a las personas de actuar sin trabas en los campos de la economía y la sociedad y restándole a la burocracia poder para abusar y recursos para robar.


En fin, esta calidad de debate no se está planteando en Venezuela, no hay ideas o propuestas encontradas, solo hay Estatismo vs. Estatismo. Si este debate estuviese presente yo asistiría a las urnas a apoyar a los candidatos liberales aún bajo la amenaza de trampa, porque finalmente tendría un cambio verdadero para defender y de ser necesario saldría a la calle a luchar por mi voto. Por eso:

YO NO VOTO!!!

Por último, a los lectores de este artículo quiero aclararles algo, el voto es un acto individual y libre que no debe ser obligatorio bajo ningún concepto, por eso si ud. no quiere ir a votar ese día porque esta de acuerdo con mis planteamientos, o porque está contra la trampa o sencillamente amaneció con urticaria ese día, pues no vaya, nadie lo puede obligar a ir o a no ir, esa es su decisión la cual además puede ser una muestra de su inconformidad y no se preocupe, que por eso no se pierde el derecho a opinar.


Julio Pieraldi

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